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Los ojos son la nota de color del rostro. Hay ojos de color azul, verde, marrón, almendra, negro, gris e incluso de color violeta (se decía que Elizabeth Taylor tenía los ojos de ese color). Pero lo más importante de los ojos no es su “estar” sino su “ser”. Los ojos no emiten sonidos, ni articulan palabras pero sí que comunican y hasta algunas veces besan aleteando sus pestañas contra la piel de otra persona (“beso mariposa» )

Sus ojos

Los ojos aunque sean de un color precioso si no tienen una mirada que transmita o exprese son sólo eso, ojos. El poder de una mirada supera con creces al ojo que la proyecta. Y por eso, ni unos ojos negros son traicioneros ni unos ojos verdes hechizan ya que todo depende de la intencionalidad de la mirada. Gustavo Adolfo Bécquer en la rima XXIII de sus famosas “Rimas y Leyendas”  escribió:

«Por una mirada, un mundo;

Por una sonrisa, un cielo;                          

por un beso… ¡yo no sé               

qué te diera por un beso!

Con el permiso de don Gustavo Adolfo Bécquer, yo hubiera variado el orden de estos versos y hubiera escrito:

«Por un beso, un mundo;

Por una sonrisa, un cielo;                          

por una mirada… ¡yo no sé                       

qué te diera por una mirada!

Todo cambió el 17 de Mayo de 2021

Mi padre tenía el iris de sus ojos de color verde con algunas manchitas en tonos grises y amarillos.

Todo cambió el 17 de Mayo de 2021

En las fotos no se podía percibir con detalle el color de sus ojos, pero sí que se podía percibir su mirada. Una mirada que de niño y joven transmitía timidez e inocencia:

Todo cambió el 17 de Mayo de 2021
Todo cambió el 17 de Mayo de 2021
Todo cambió el 17 de Mayo de 2021
Todo cambió el 17 de Mayo de 2021
Todo cambió el 17 de Mayo de 2021

Una mirada que de adulto paso a transmitir bonhomía y compasión. Le mirabas y te sentías bien, te sentías arropado. Te miraba de forma transparente sin dobles intenciones. Su mirada era limpia y pura.

Todo cambió el 17 de Mayo de 2021
Todo cambió el 17 de Mayo de 2021
Todo cambió el 17 de Mayo de 2021

Mi padre heredó los ojos de su padre.

Todo cambió el 17 de Mayo de 2021
Todo cambió el 17 de Mayo de 2021

A menudo, mis hermanos y yo nos quejábamos por no haber heredado los ojos verdes de mi padre. La respuesta está en la genética: mi madre tiene los ojos marrones y ese gen es dominante frente al color verde de los ojos de mi padre que es un gen recesivo. Sin embargo, habría que preguntarle a la genética porqué mis hermanos y yo no heredamos el pelo grueso y fuerte de mi madre y sí el pelo fino de mi padre ¿será quizás por caprichos de la genética?

Mi padre siempre tuvo poca miopía, al contrario de sus hijos que de eso algunos vamos sobrados. Otra vez entra en juego la genética y otra vez volvía a ganar mi madre. Recuerdo que mi padre llamaba cariñosamente «Gafinis» a mi hermana Irene. Ese sobrenombre sólo se lo puso a ella a pesar de que todos nosotros, mis hermanos y yo, hemos llevado gafas.

Aún teniendo poca miopía, ya de adulto mi padre necesitó gafas para ver mejor. Nunca llevó lentillas. En su primera  etapa llevó gafas de montura de pasta, marrón o negra,  típicas de aquel entonces y que, por cierto, a mi madre no le gustaban nada.

Todo cambió el 17 de Mayo de 2021

Me viene a la mente que cuando veíamos por televisión a Jurgen Klopp, el entrenador de fútbol del Borussia de Dortmund desde 2008 al 2015 y del Liverpool en la actualidad, le llamábamos el “gafapastas” porque llevaba unas gafas con una montura de pasta oscura muy llamativas ¡Cómo se reía mi padre con este mote!

Se cuenta que estando mis padres recién casados y viviendo en la Ciudad de Los Ángeles (Madrid), mi padre se empeñó en arreglar unas gafas de montura de celuloide de mi madre. Mi padre pensó que, al ser el celuloide un material termoplástico que al calentarlo por encima de los 80ºC se reblandece, si calentaba las gafas podría moldearlas en la forma deseada y así arreglarlas. Entonces cogió un mechero y con la llama intentó llevar a cabo su empresa. Craso error, ya que el celuloide es también un material altamente inflamable. Resultado del experimento: gafas calcinadas y el consecuente enfado de mi madre.

En los últimos treinta años, las gafas que mi padre utilizó fueron las gafas de montura al aire y de cristales orgánicos.

Todo cambió el 17 de Mayo de 2021
Todo cambió el 17 de Mayo de 2021

Los cristales orgánicos son más ligeros que los cristales minerales pero son más proclives a rayarse. A principios de 2021, pocos meses antes de que mi padre falleciese, él y yo fuimos a “General Óptica» del Paseo Independencia de Zaragoza para comprarse unas gafas nuevas ya que a las antiguas se les habían rayado los cristales orgánicos. En esa óptica compró unas gafas de montura al aire y de cristales orgánicos y estaba muy contento porque nos habían salido muy bien de precio.

Mientras esperábamos a que recibiese el pedido de sus gafas nuevas, mi padre siguió utilizando las antiguas gafas con los cristales rayados. Cuál fue mi sorpresa que un día, poco antes de que ya tuviese sus gafas nuevas, le vi sentado en el sillón del salón rascando afanosamente con los dedos el cristal orgánico de las gafas antiguas. Entonces le pregunté :

«¿Papi que estás haciendo?»

y me dijo muy convencido :

“Creo que he arreglado los cristales de las gafas ¡A ver si me he comprado unas gafas nuevas y ya no las necesito! ”

Sin embargo, no sólo no había arreglado los cristales sino que, de tanto rascar, había levantado aún más la superficie orgánica del cristal ¡Suerte que en unos días iba a tener sus nuevas gafas!

Una curiosidad es que a mi padre le chiflaban las gafas de sol. Durante una buena temporada se hizo con un buen alijo de ellas. De hecho, revisando sus cajones, he encontrado algunas de esas gafas de sol que aún conservaba.

En 1992, cuando el cantante y pianista, Serafín Zubiri, cantó y tocó al piano la balada “Todo esto es la música» que representaba a España en el “Festival de Eurovisión” celebrado en Suecia, mi padre, no sólo quedó maravillado de la voz y de las dotes al piano de ese artista, sino que también quedó prendado de las gafas oscuras que llevaba el cantante en la actuación. Eran unas gafas oscuras, pequeñas y semicirculares ya que el  cantante era invidente (de hecho fue el primer cantante ciego que participó en la historia de “El Festival de Eurovisión”). Pues bien, a partir de entonces, mi padre quería tener a toda costa unas gafas de sol con esa forma a las cuales él llamaba “gafas de ciego” ¡Anda que no dio la lata para que le consiguiésemos unas gafas iguales a las de Serafín Zubiri!

Su afición por la natación, y por el color oscuro de los cristales, le llevaron a comprarse unas gafas de nadar de cristal oscuro que, según él, eran una pocholada y decía muy contento que con ellas se parecía a Martín López – Zubero (refiriéndose al nadador estadounidense de padre aragonés que ganó la medalla de oro en las Olimpiadas de Barcelona de 1992). De esta forma mi padre cuando llevaba esas gafas se autodenominaba el “Martín López – Zubero Bis”.

Todo cambió el 17 de Mayo de 2021

Yo llamaba a mi padre «el apagaluces». Nadie podía escapar de su implacable misión: apagar las luces de las habitaciones en las que él pensaba que no había nadie. Muchas veces estábamos en una habitación haciendo algo y si él pasaba por allí apagaba las luces sin más y entonces le decíamos :

”¡Papi, no apagues la luz que estamos en la habitación!”

Cuando éramos más pequeños, mi hermana Patricia tardaba muchísimo en acostarse y mi padre muy guasón decía:

“¡A la cama o apago los plomos!”

y mi hermana se apresuraba todo lo que podía, pero eran tantos sus rituales antes de irse a la cama que mi padre más de una vez cumplió su amenaza y apagó los fusibles. Ahora, eso sí, si en algún momento veía que estábamos leyendo y no nos habíamos puesto suficiente luz nos decía:

“¡Os vais a dejar los ojos. No veis ni un carajo! ”

y entonces nos encendía más luces para que pudiésemos leer en condiciones.

Utilizaba muchas expresiones con la palabra «ojos». Era muy gracioso porque si, por ejemplo, estaba dormido y subíamos la persiana de su habitación para que entrase la luz y así se levantase, él entonaba: “¡Mis ojos, mis ojos!» a la vez que se ponía las manos en los ojos para protegerlos de esa claridad emergente sin previo aviso. Si dormía mal decía: “No he pegado ni ojo”. Si por la mañana se levantaba con el ojo con conjuntivitis decía: “Llevo el ojo a la virulé”, “Llevo el ojo pipa” o “Llevo el ojo piposo”.

Todo cambió el 17 de Mayo de 2021

Si se levantaba con los ojos con legañas decía:

«Tengo los ojos pitañosos”

Si le hacía mucha ilusión ver a alguien que no veía desde hace tiempo, decía:

¡Dichosos los ojos que te ven!

Si algo le había costado muy caro no dudaba en afirmar :

«Me ha costado un ojo de la cara”

Si en alguna tienda veía algo que le gustaba decía :

«Le he echado el ojo a una cosa»

Todo cambió el 17 de Mayo de 2021

Si alguna comida le gustaba mucho, no decía nada, simplemente dejaba los ojos en blanco,  juntaba el dedo pulgar con el índice acercándolo a los labios y de esa forma escenificaba lo delicioso que estaba el plato que degustaba.

Un ojo que mi padre tenía muy en cuenta era el «ojo clínico» de los médicos. Siendo que lo de ir al médico no era de lo que más le gustase, en ocasiones los llamaba de broma «matasanos», siempre quiso acudir a médicos que tuviesen un buen ojo clínico y que transmitiesen tranquilidad.

Así, por ejemplo, conocimos a nuestro médico de cabecera de casi toda la vida, el doctor Zay, un día que llamamos al centro médico por unas fuertes tiritonas que tenía mi padre al haberle subido mucho la fiebre y mandaron a este médico a casa. Cuando el galeno preguntó a mi padre cómo se encontraba, él, desde lo más profundo del alma, respondió:

“¡Estoy hecho polvo! ”

Siempre valoró de ese doctor, sobre todo, el magnífico ojo clínico que poseía. Incluso en algunas ocasiones, en casa bromeábamos diciendo que podría venir con nosotros cuando nos íbamos de vacaciones para tenerlo cerca por si necesitábamos de sus servicios en esos días de retiro vacacional.

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Meses después de fallecer mi padre, este doctor se jubiló y pienso que si mi padre siguiese vivo se hubiera encontrado muy desvalido sin el buen ojo clínico de ese facultativo.

Otro médico en el que mi padre confiaba mucho por su calidad como persona y por su buen ojo clínico, era el doctor Esarte. Ese doctor le practicó una duodenopancreatectomía el 28 de marzo de 2017 que literalmente le salvó la vida. Mi padre siempre le estuvo muy agradecido. En la misma línea de doctores con buen ojo clínico, él valoró mucho a su hematólogo, el doctor Grasa y a su cardiólogo, el doctor Casasnovas. A éste último le solía decir en su consulta, con su habitual sentido del humor, que

“si los médicos en vez de batas blancas fuesen vestidos de butaneros o pizzeros, la cosa cambiaría mucho y los pacientes no serían tan miedosos a la hora de ir al médico”

Y el doctor Casasnovas siempre le respondía que

“el miedo es gratis

Pero unos de sus ojos preferidos eran los de su nieto Miguelín. Y es que los dos soles que Miguelín tiene por ojos en su cara, hablan por sí solos. Grandes, con abundantes y largas pestañas que bien podrían servir de abanicos, están ávidos de conocimiento y expresan cualquier emoción que experimenta.

Todo cambió el 17 de Mayo de 2021
Todo cambió el 17 de Mayo de 2021
Todo cambió el 17 de Mayo de 2021
Todo cambió el 17 de Mayo de 2021
Todo cambió el 17 de Mayo de 2021

Quiero olvidarme, sin embargo, de los ojos tristes de mi padre.  Esos ojos que, en sus últimos días de vida en el hospital, se llenaban de lágrimas cuando tatareaba alguna de sus marchas militares preferidas como “Badajoz”, “El Alcázar de Toledo”, “Tercios Heroicos”, o “El Novio de la Muerte”. Yo le decía : «Papi, bonito, ¿qué te pasa? no llores» y él me respondía: «Hace cincuenta años que hice la mili». Entonces me miraba con sus ojitos verdes, con manchitas grises y amarillas, llenos de lágrimas e intentaba que esas gotas de tristeza no callesen por sus mejillas para no hacerme llorar a mi, ajeno ante el hecho de que yo ya llevaba días llorando por él.

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