Las vacaciones familiares van cambiando a medida que pasa el tiempo. Cuando te haces mayor se echan mucho de menos esas vacaciones en las que la familia estaba al completo. Esas vacaciones en las que se oían muchas risas y muchas voces. Con el paso del tiempo se oyen menos risas y menos voces. Pero el pequeño reducto que queda habrá sido la simiente de nuevos gérmenes. Si lo riegas, crece y si bien siembras, bien recoges.
Vacaciones de «Los Plastatitis»
Cuando mis hermanos y yo teníamos alrededor de veintimuchos años dejamos de ir de vacaciones de verano con mis padres. Confieso que no me hubiese importado ir con ellos a más veraneos…..pero debido a los trabajos, las relaciones sentimentales y personales y otras variables más de mis hermanos y de mi, las vacaciones familiares de verano fueron diferentes. A veces concidíamos varios hermanos con mis padres, otras veces sólo uno y a partir de la jubilación de mi padre, a sus 70 años, mis padres iban ellos dos solos juntos de vacaciones.
Uno de los primeros destinos que mis padres eligieron para ir de vacaciones juntos fue Peñíscola que es un municipio de la Comunidad Valenciana perteneciente a la provincia de Castellón.
También está considerado como uno de los pueblos más bonitos de España. Peñíscola posee un peñón a orillas del mar sobre el que se eleva el gran castillo-fortaleza amurallado llamado el Castillo del Papa Luna. Es un castillo impresionante. Desde las playas, y desde el paseo marítimo, las escaleras y rampas van ascendiendo poco a poco entre un entramado de callejuelas, plazas y edificios medievales que respiran historia por los cuatros costados.
A Peñíscola mis padres fueron varios años y allí fuimos a verlos en varias ocasiones mi hermana Irene, mi hermano Nacho y yo. En Peñíscola mi padre coincidía con su gran amigo y camarada , Fernando L., que iba con su familia de veraneo a ese preciso lugar. Mis padres, en el año que fue a verles mi hermana Irene a Peñíscola, se iban por las tardes con Fernando L. y su familia a tomar algo a un bar llamado «La Isla». Este bar, y a la vez restaurante, les gustaba mucho a mis padres y estaba equidistante de los alojamientos de ambas familias.
Otro destino que mis padres eligieron para ir de vacaciones de verano fue Gandía que es un municipio y ciudad española de la provincia de Valencia, en la Comunidad Valenciana. Gandía, ubicada junto al mar Mediterráneo y capital de la comarca de La Safor, es un gran destino turístico además de albergar un patrimonio de incalculable valor.
Y mi padre quería ir Gandía por ser tradicionalmente el destino nacional con playa preferido por los madrileños por la proximidad de este municipio valenciano a la capital. Y como mi padre era un chulapo de los pies a la cabeza ¡pues allá que fue a Gandía! Mis padres lo pasaron muy bien allí y mi padre se trajo de recuerdo de Gandía, entre otras cosas, una camiseta de tirantes promocionando esa ciudad valenciana ¡ Y eso que a mi padre nunca le gustó llevar camisetas de tirantes¡
El último destino vacacional elegido por mis padres fue Benidorm. Benidorm es una ciudad y municipio español de la provincia de Alicante, en la Comunidad Valenciana. Está situada a orillas del mar Mediterráneo, en la comarca de la Marina Baja, de la que es su municipio más denso y poblado ¡Por tercera vez mis padres eligieron la Comunidad Valenciana como destino vacacional!
Durante varios años les llevó allí José Mario, el cuñado de mi padre, que no tenía ni un ápice de pereza en coger el coche, y se iban los tres juntos a Benidorm. En muchas ocasiones, desde Benidorm se iban a Alicante a visitar a los primos que mi padre tenía allí, otros Pérez, Federiquín y Gerardín. Por las caras sonrientes de todos, se deduce que eran unas visitas muy agradables en las que compartían recuerdos y buenos momentos.
En Alicante también hacían visitas turísticas por los lugares más emblemáticos.
Recuerdo que cuando mis padres estaban en Benidorm nos llamaban muchas veces al día, a mis hermanos y a mi, para ver qué tal estábamos. De ahí que les pusiésemos el apodo de «los plastatitis» (plasta por llamar tantas veces y titis porque es como mi padre llamaba cariñosamente a mi madre). La verdad es que mi padre se reía muchísimo con este apodo que les habíamos puesto.
También hacíamos videollamadas por Skype para ver qué tal estaban y, si era el caso, ver si mi padre había retenido líquidos que era uno de sus caballos de batalla con los que tenía que lidiar debido a la insuficiencia cardíaca que padecía. Para cerciorarnos que no tuviese ese tipo de problemas en sus descansos vacacionales, mi padre nos enseñaba sus pies y pantorrillas por la pantalla del ordenador. Si veíamos que sus pies o pantorrillas estaban hinchados, o inflamados, le decíamos que subiese la dosis de seguril. Y es que el seguril es un diurético que le prescribía el cardiólogo para combatir la retención de líquidos. Su cardiólogo le ponía la pauta a seguir de ese medicamento pero nos decía que podíamos ajustar su dosis dependiendo de cómo se encontrase mi padre. A pesar de ese problema de salud mi padre se lo pasaba muy bien en Benidorm con mi madre ¡Qué morenitos y felices se le veía!
Mis padres traían de Benidorm muchos recuerdos y regalos. Como comenté en un capítulo del blog, mi padre se trajo del Hotel Victoria, el hotel donde mis padres solían alojarse en Benidorm, el típico letrero de «No molestar» que los huéspedes de los hoteles colocan en el pomo de la puerta de sus habitaciones para indicar si el personal del hotel puede pasar, o no, a organizar la habitación. Mi padre utilizaba este letrero para ponerlo en el pomo de la puerta de su despacho de casa. Si estaba con algún tema que requeriría de toda su atención, colocaba el letrero por el dorso de “Por favor, no molestar”.
Dicho letrero sigue colgando del pomo de la puerta de su despacho por el dorso de “Ya pueden hacer la habitación”.
Pero mis padres no traían sólo recuerdos de Benidorm para ellos, mis padres traían regalitos, o «detallitos» como diría mi padre, para todos. Se acordaban, ¡cómo no! de su nieto Miguelín y le traían muchísima ropa que compraban allí. También mi padre se acordaba de sus médicos , y compraba algún regalito para sus «galenos». De Benidorm, mis padres me trajeron un paño de cocina que guardo con mucho cariño por lo alegre y divertido de los dibujos y, sobre todo, por lo que está escrito en él: «Alguien que me quiere mucho me trajo este paño de cocina desde Benidorm».
Cuando a mi padre le extirparon el páncreas el 28 de marzo de 2017, él ya no podía hacer viajes largos y ya no podía ir de veraneo a Benidorm. Pero mi padre quería tanto a mi madre, que incluso con lo nervioso y preocupado que se quedaba en Zaragoza, prefería que mi madre se fuese sola a Benidorm y disfrutase de su sol y su playa aunque él no pudiese acompañarla. Como solía decir mi padre:
“¡Es que la titis necesita el sol¡”
Entonces mi padre hacía de tripas corazón y él y mi madre se separaban durante un mes y medio. Al año de fallecer mi padre, mi madre volvió a retomar la tradición de ir de veraneo a Benidorm. Pero desgraciadamente mi madre sabe que a su vuelta a Zaragoza no estará su Pakitín recibiéndole con una sonrisa, dándole un beso y diciéndole:
«¡Titis, te he echado mucho de menos! «