Este capítulo se lo quiero dedicar a la “familia azul” de mi padre. Con ellos conversaba de su yo más idealista, de su yo más libre. Con ellos tenía ilusiones de cambiar las reglas del juego, de pensar que todo era posible. Eran camaradas, todos diferentes pero todos iguales. Se respetaban y apreciaban. Los ideales pueden unir gentes. Le hicieron sentir que la poesía no es sólo para leer y ser escuchada, sino también para creer. Le hicieron luchador y valiente. Ellos le hicieron vibrar.
Los ideales de El Gran Pakitín
Aunque se dice que no se debe hablar ni de política, ni de religión ni de deporte porque son temas tabúes en conversaciones, si no hablase de estos tres temas en relación a mi padre me faltarían tres pilares básicos que le definían. En cuanto a la política, mi padre no era ni de derechas ni de izquierdas. Mi padre fue, es y será fiel a una única ideología y esa ideología es la de la Falange Española de las JONS.
Siempre estuvo orgulloso de ser falangista. No se hizo de esa ideología sin más, sino que estudió en profundidad su historia y testimonio de ello son la cantidad de libros que al respecto hay en casa.
Ramiro Ledesma Ramos, ensayista, filósofo y político español, aliado con Onésimo Redondo, fundó en 1931 las Juntas de Ofensiva Nacional-Sindicalista (JONS). En 1934 las JONS se fusionaron con la Falange Española de José Antonio Primo de Rivera y Julio Ruiz de Alda para dar lugar a Falange Española de las JONS (FE de las JONS).
Mi padre se consideraba, sobre todo, “joseantoniano”. El catedrático y periodista Enrique de Aguinaga definió muy claramente lo que significaba ser joseantoniano y así expresó que: “ser joseantoniano es entender a José Antonio, por encima de cualquier bandería, como patrimonio de todos los españoles, fuente de ética, que nos propone, sobre las accidentalidades políticas, una profunda manera de ser, un estilo de vida, en el que la acción se somete a la inteligencia y se proclama el antiguo e ilustre sabor de la norma. Y todo ello, encuadrado en una portentosa personalidad, concentrado en una brevísima vida pública y culminado por un testamento estremecedor”. José Antonio Primo de Rivera y Sáenz de Heredia fue un aristócrata de nacimiento, un abogado por vocación y un político por necesidad.
El poeta que José Antonio llevaba dentro imprimió a su Falange un aire lírico y vanguardista.
En una ocasión acompañé a mi padre a un acto en el que hablaban de La Falange y de la figura de José Antonio Primo de Rivera. Yo no sabía mucho ni de él ni de La Falange, pero al acabar el acto entendí perfectamente porque mi padre compartía los ideales falangistas. Son ideales que podrían considerarse ideales de vida:
“El partido político es una cosa artificial, que nos une a gentes de otros municipios y otros oficios, con los que no tenemos nada común, y nos separa de nuestros convecinos y de nuestros compañeros de trabajo, que es con quienes de veras convivimos”
“La riqueza tiene como primer destino mejorar las condiciones de vida de los más, no sacrificar a los más para lujo y regalo de los menos. El trabajo es el mejor título de dignidad civil. Nada puede merecer más atención al Estado que la dignidad y el bienestar de los trabajadores”
“El hombre es considerado como un conjunto de cuerpo y alma, es decir, como capaz de un destino eterno, como portador de valores eternos. Así pues el máximo respeto se tributa a la dignidad humana, a la integridad del hombre y a su libertad”
“Ningún hombre puede dejar de formularse las eternas preguntas sobre la vida y la muerte, sobre la creación y el más allá. A esas preguntas no se puede contestar con evasivas: hay que contestar con la afirmación o con la negación. España contestó siempre con la afirmación católica”
“Lo espiritual ha sido y es el resorte decisivo en la vida de los hombres y de los pueblos”
“Tenemos que adoptar ante la vida entera, en cada uno de nuestros actos, una actitud humana, profunda y completa. Está actitud es el espíritu de servicio y sacrificio, el sentido ascético y militar de la vida”
“Todo lo que es «haz», o falange, es unión, cooperación animosa y fraterna, amor. Falange Española, encendida por un amor, segura en una fe, sabrá conquistar a España para España, con aire de milicia”
Mi padre no sólo creía en esos ideales falangistas, sino que actuó para que esos ideales no quedasen en el olvido. La trayectoria de mi padre como militante en La Falange tuvo altibajos a lo largo de los años. A partir de 1985, año en que nos fuimos a vivir de Madrid a Tarrasa, mi padre prácticamente perdió el contacto con los camaradas de La Falange de Madrid. Seguía estando en FE de las JONS y cuando iba a Madrid se pasaba por la Calle Silva, e incluso una vez allá por el año 1994 o 1995 se pasó por la Calle Virgen del Puerto donde estaba la redacción del “YA” y tuvo ocasión de saludar a Gustavo Morales Delgado que entonces era el Jefe Nacional de La Falange.
En 1996 mi padre volvió otra vez a Madrid y ya era Jesús López Martín el nuevo Jefe Nacional. Mi padre habló con él y estuvo en un Congreso posterior en Madrid. Además, en Madrid mi padre estuvo dos veces en sendas manifestaciones con Jesús López como Jefe Nacional. Una de las manifestaciones salía de la Plaza de Chamberí y la otra manifestación salía de la Plaza Olavide. Luego la Falange fue escondiéndose, primero con José Fernando Cantalapiedra y después con Norberto Pico Sanabria.
Norberto Pico, siendo Jefe Nacional de La Falange vino a Zaragoza hacia el año 2009 o 2010. Al evento acudió mucha gente. Mi padre contó que la relación de Norberto Pico con el resto de los camaradas de La Falange zaragozana no fue ni mucho menos cálida. En la comida que hicieron, Norberto Pico dijo que el Jefe Provincial lo nombraba él, a lo que los demás se opusieron esgrimiendo que ellos mismos eran quienes mejor conocían a la gente de Zaragoza. Después, por la tarde, en el acto que se celebró en el centro cívico de Vía Universitas se cantó el “Cara al Sol”, lo cual parece que no hizo mucha gracia a Norberto Pico y además alguien gritó: “¡Franco presente!”, lo que terminó de agriar las cosas.
Ante esta situación, mi padre y el resto de camaradas de Zaragoza se dieron de baja de FE de las JONS y se encontraron en la tesitura de qué hacer. Se les ocurrió, como forma de buscar una vía intermedia, el formar el Movimiento Falangista de Aragón (MFA) dentro del Movimiento Falangista de España (MFE). Estuvieron en Madrid visitando al presidente de MFE, Antonio Jareño. Y él, a su vez, los visitó en Zaragoza.
Recuerdo que cuando mi padre hablaba por teléfono con algún camarada suyo siempre se despedía diciendo “café ”. Mis hermanos y yo al principio no sabíamos porque mi padre utilizaba esa palabra. Hasta que nos contó que la palabra “café ” correspondía a las siglas que encierran la frase “Camaradas, Arriba Falange Española”. Nos decía que esa frase la usaban los sublevados en los días previos al alzamiento para eludir la vigilancia de las autoridades republicanas.
Siempre que pudo le gustó celebrar el 18 de julio, fecha señalada en el calendario de “La familia azul”, ya que en esa fecha se conmemora el Alzamiento Nacional contra el gobierno de la Segunda República Española que tuvo lugar el 18 de julio de 1936. Me comentaba un camarada amigo suyo, Jesús M. , que la última vez que celebraron esa fecha comieron con otro camarada, Fernando L. , en un bar de la calle León XIII de Zaragoza. Dice Jesús M. que el bar estaba lleno de camaradas y que en cierto momento cerraron el bar al resto de clientes para poder entonar el himno de la Falange. Dice que ellos y mi padre gozaron de lo lindo es día.
Cuando era el 20N, fecha en la que se conmemoraba el aniversario del fallecimiento de José Antonio Primo de Rivera (fallecido el 20 de noviembre de 1936) y el aniversario del fallecimiento de Francisco Franco (fallecido el 20 de noviembre de 1975), mi padre y sus camaradas iban a la misa que se celebraba a las 20:15 horas en la Iglesia de Santiago de Zaragoza . Mi padre, en la medida en lo que pudo, acudió todos los años a dicha conmemoración a excepción de los últimos años en los que estaba más delicado de salud. Disfrutaba muchísimo en esas misas. Cuando salían de la iglesia normalmente se concentraba en frente de la calle una manifestación anti-falangista y anti-franquista, lo cual, según mi padre, daba más vidilla al evento.
Para el 20N de algunos años mi padre y su amigo Jesús M. publicaban en el periódico “El Heraldo de Aragón”, esquelas tanto de José Antonio Primo de Rivera como de Francisco Franco. Uno de los años acompañaron la esquela de Francisco Franco con la frase:
“La clase obrera agradecida no te olvida”
Cuenta Jesús M. que esa frase fue todo un éxito para los falangistas ya que “El Heraldo de Aragón” recibió muchas cartas del rojerío que se había alzado en protesta porque se había sentido dolido en su amor propio con la frase publicada.
Mi padre acudió en numerosas ocasiones a la Sierra de Alcubierre, situada en el límite occidental de los Monegros, para rememorar La Gesta Falangista que allí tuvo lugar el 8 de abril de 1937. Los falangistas peregrinaban cada año a esa serranía para rendir homenaje a 60 de los suyos que dieron su vida custodiando la posición de San Simón y que gracias a dicho acto de sacrificio y generosidad el ataque enemigo no alcanzó Zaragoza. De hecho tenemos en casa una cinta de vídeo en formato VHS que hemos podido visualizar recientemente y que data del año 1999. En ella aparecen mi padre y camaradas suyos asistiendo al homenaje celebrado en ese año en la Sierra de Alcubierre. Recuerdo que a mi padre le alegraba mucho asistir a este tipo de conmemoraciones, con su camisa azul mahón, donde podía ensalzar libremente su vena patriótica y reafirmar sus ideales políticos y vitales.
Durante un tiempo gestionó la lotería de La Falange en Zaragoza junto con su camarada Manolo C. Recuerdo que andaba siempre liado con los talonarios y las papeletas. Siempre tenía compromisos y conocidos a los que venderle lotería, así que los talonarios enseguida le volaban de las manos. Con el tiempo dejó de involucrarse en la gestión de la lotería porque le suponía mucho quebradero de cabeza llevar todo el tema de la gestión de cobros.
El 20 de marzo de 2007, La Junta Nacional de Recompensas de La Falange, acordó por unanimidad, conceder a mi padre “La Palma Verde” como
“recompensa a su espíritu de servicio y sacrificio, así como a su voluntariedad, buen hacer y humildad demostradas en el cumplimiento de los servicios a él recomendados, agradeciéndole especialmente su fidelidad a La Falange. Así mismo, hacemos constar el alto grado de compromiso a lo largo de más de 20 años de militancia”
Mi padre estaba muy orgulloso por haber recibido esa distinción que le fue impuesta por José Fernando Cantalapiedra en el Congreso de Madrid. Mi padre tenía guardada La Palma Verde entre sus bienes más preciados. Andrés P., un camarada y un amigo, ha definido a mi padre como fiel, honesto, valiente e íntegro. Valores muy falangistas, valores que nunca traicionó y que siempre abanderó. Valores merecedores de “La Palma Verde”.
Escribió varios artículos para “La Revista Unidad Falangista” que se editaba tanto en papel (con número limitado de ejemplares), como en medio digital. Dicha revista estaba supervisada por los camaradas Marian y Carlos, un matrimonio de gran honestidad y humildad que vive en Jaén. Entre los artículos más destacados que publicó mi padre estaban:
-“La banca desde nuestra perspectiva”
-“Acerca de las pensiones”
-“¿Qué es el NacionalSindicalismo?”
Cuando mi padre falleció, aparte del pésame y las flores que recibimos de “La familia azul”, se publicaron unas emotivas palabras en la página del Facebook de “Unidad Falangista”.
Mirando entre los papeles de mi padre, encontré manuscrito el canto de “Yo tenía un Camarada”. Quiero dedicarle este himno a mi padre, al falangista, y lo canto mirando al cielo con mi recuerdo a los luceros:
“Yo tenía un camarada, entre todos el mejor.
Siempre juntos caminábamos,
siempre juntos avanzábamos
al redoble del tambor.
Se oye al pronto una descarga,
va por ti o va por mi.
Y el amigo más querido
allí mismo cayó herido
al redoble del tambor”